El pontífice, de 88 años, apareció en silla de ruedas en el Vaticano mientras un colaborador leyó su mensaje “Urbi et Orbi” ante miles de fieles
Ciudad del Vaticano. – El papa Francisco reapareció este domingo en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro para presidir la tradicional bendición “Urbi et Orbi”, con motivo del Domingo de Resurrección, en una celebración que reunió a más de 35,000 personas en la Plaza de San Pedro.
Convaleciente de una reciente neumonía bilateral que lo mantuvo 38 días hospitalizado, el pontífice permaneció en silla de ruedas durante toda la ceremonia y delegó la lectura del mensaje pascual a uno de sus colaboradores, aunque no quiso ausentarse físicamente de uno de los eventos más importantes del calendario litúrgico.
Durante el mensaje, el papa Francisco lanzó un contundente llamado a la defensa de las libertades fundamentales como pilares de la paz. “No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás”, expresó el pontífice argentino, marcando el tono de su mensaje de Pascua.
La misa previa al mensaje fue oficiada por el cardenal Angelo Comastri, mientras que el Santo Padre, aunque ausente de la homilía principal, se dirigió brevemente a los fieles con un saludo de “Buena Pascua”, generando una ovación por su presencia pese a su delicado estado de salud.
Francisco no llevó las cánulas nasales para oxígeno que había utilizado en apariciones previas, lo que fue interpretado como una señal de mejoría, aunque todavía se mantiene bajo supervisión médica. La misa y bendición pascual marcaron su primera participación pública desde su salida del hospital el pasado 23 de marzo.
En su mensaje, el papa dedicó especial atención al conflicto en Gaza. Pidió el cese inmediato de las hostilidades, la liberación de los rehenes y ayuda humanitaria para las poblaciones afectadas: “Que se liberen los rehenes, que se preste ayuda a la gente que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”.
El pontífice también condenó el aumento del antisemitismo en diferentes regiones del mundo, así como la violencia persistente que afecta a la comunidad cristiana en Gaza. “El terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción, y provocando una dramática e indigna crisis humanitaria”, lamentó.
Francisco insistió en su cercanía al sufrimiento de los pueblos de Israel y Palestina, expresando su deseo de que “la luz de la paz” irradie desde el Santo Sepulcro —la Iglesia de la Resurrección—, donde este año la Pascua coincide tanto para católicos como para ortodoxos.
“Me siento cercano al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel”, expresó el Papa, reiterando su llamado a una solución justa, pacífica y duradera para los conflictos que sacuden a Medio Oriente.
En un momento de especial tensión internacional, el papa Francisco también oró por los líderes mundiales y por los pueblos que sufren guerras, migraciones forzadas, pobreza y catástrofes naturales, instando a la comunidad internacional a renovar su compromiso por la dignidad humana.
En la Plaza de San Pedro, miles de peregrinos de todo el mundo escucharon en silencio las palabras del pontífice, y muchos expresaron emoción al verlo presente pese a sus limitaciones físicas. El evento fue transmitido en vivo por canales católicos y medios internacionales.
La Santa Sede informó que, pese a su fragilidad, el papa Francisco continuará con una agenda moderada de compromisos públicos en las próximas semanas, priorizando eventos litúrgicos y audiencias limitadas.
El mensaje “Urbi et Orbi” concluyó con la bendición apostólica solemne, impartida en nombre del papa, concediendo indulgencia plenaria a todos los fieles presentes y a quienes siguieron la celebración desde sus hogares.
La imagen del Papa en silla de ruedas, sereno pero visiblemente afectado, conmovió a los presentes y volvió a poner en el centro del debate el estado de salud del líder de la Iglesia católica, así como su inquebrantable compromiso con su misión pastoral.
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