El régimen iraní promete una respuesta contundente y acusa a Israel y EE.UU. de escalar el conflicto en Oriente Medio
Israel ejecutó en la madrugada del viernes una operación militar aérea contra varias instalaciones nucleares y militares en territorio iraní, provocando una nueva escalada en la ya tensa situación geopolítica en Oriente Medio. El ataque ha sido descrito por el Ministerio de Defensa israelí como “preventivo”, con el objetivo de frenar lo que denominan una amenaza existencial proveniente de Teherán.
La operación, bautizada como “León Ascendente”, fue confirmada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien declaró que la ofensiva continuará “durante los días que sean necesarios para eliminar esta amenaza” en alusión al programa nuclear iraní, que ha sido motivo de preocupación internacional durante más de una década.
Según medios iraníes, como la agencia estatal IRNA y la agencia Tasnim, en los ataques murió el general Hosein Salamí, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria Iraní, junto a otros altos mandos militares. Esta pérdida representa un golpe severo para las fuerzas armadas del país persa.
Aviones de combate israelíes habrían bombardeado múltiples objetivos en las cercanías de Teherán y otras zonas estratégicas de Irán. Las explosiones fueron reportadas en diferentes puntos de la capital y regiones donde se presume se desarrollan actividades nucleares encubiertas.
El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Eyal Zamir, sostuvo en una declaración grabada que “Israel está en medio de una campaña histórica sin precedentes” y que no podían esperar más ante “un enemigo que pretende destruirnos”.
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— RT en Español (@ActualidadRT) June 13, 2025
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La televisión estatal iraní ha confirmado también que, además del general Salamí, varios centros estratégicos fueron afectados por los bombardeos. No obstante, no se ha revelado aún el daño exacto en las instalaciones nucleares ni el número total de víctimas.
En respuesta, el ejército iraní declaró una “situación especial de emergencia” y prometió una “fuerte bofetada” tanto a Israel como a Estados Unidos. El gobierno de Teherán ha movilizado sus sistemas defensivos y ha advertido de un contraataque inminente.
El portavoz de las Fuerzas Armadas iraníes afirmó que “la sangre de nuestros mártires no será en vano” y que la respuesta será “contundente, proporcional y en el momento justo para enseñar una lección a los agresores”.
Estados Unidos, aunque no ha confirmado participación directa en el ataque, ha elevado su nivel de alerta en las bases militares en la región del Golfo Pérsico. El Departamento de Estado ha instado a sus ciudadanos a abandonar Irán y países vecinos que pudieran ser impactados por una escalada regional.
Desde la comunidad internacional se han empezado a emitir llamados urgentes al cese de hostilidades. El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por la “peligrosa escalada” y pidió evitar una guerra total en la región.
El Consejo de Seguridad de la ONU se prepara para una sesión de emergencia en las próximas horas, con el objetivo de analizar las implicaciones del ataque y las posibilidades de mediación diplomática.
La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de esta crisis que podría tener repercusiones globales, mientras millones de personas en Irán, Israel y países vecinos se preparan para un posible conflicto a gran escala.
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