El Ejército ruso rompe las líneas ucranianas para el asalto final en el Donbass

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Imagen del humo en Soledar, en la región del Donbass, tras un ataque ARIS MESSINIS / AFP

Las fuerzas rusas han conquistado la localidad de Limán y estrechan el cerco en torno a Severodonetsk

El Ejército ruso rompió las líneas ucranianas en la región de Donetsk al conquistar la localidad de Limán y estrechar el cerco en torno a Severodonetsk, puntos clave en los planes de asalto final al distrito fortificado de Sloviansk-Kramatorsk.

“En el norte de la región el principal objetivo de los rusos es Sloviansk-Kramatorsk”, aseguró Pavló Kyrylenko, jefe de la administración militar de Donetsk.

Sin haber tomado aún todo el territorio de la región de Lugansk, las tropas rusas ya han logrado avanzar 60 kilómetros detrás de las líneas enemigas entre ambas regiones del Donbass.

Vía libre en Sloviansk

Las milicias prorrusas aseguran haber tomado “el control total” de Limán “con el apoyo de fuego de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa”.

Kyrylenko confirmó al medio ucraniano Hromadske que “la mayor parte de Limán no está bajo el control de los militares ucranianos” y que las tropas ucranianas se han replegado 90 kilómetros al sur.

“Lo mismo ocurre en dirección a Svitlodarsk. El enemigo se encuentra ahora en ese territorio. Las fuerzas ucranianas se han reagrupado para tomar posiciones fortificadas”, explicó.

Según los generales ucranianos, Moscú quiere obligar a Kiev a librar una gran batalla por el control del Donbass, lo que el Ejército ucraniano busca evitar a toda costa.

En 2014, las dos mayores batallas de la guerra del Donbass consistieron en dos “kotiol” (caldera), donde las milicias prorrusas reforzadas por fuerzas rusas rodearon y aplastaron al Ejército ucraniano.

Limán es una pequeña localidad de menos de 30.000 habitantes, pero es un importante cruce de caminos que conduce directamente a Sloviansk, que se encuentra a escasos 30 kilómetros.

Sloviansk no sólo es el principal nudo ferroviario de la zona, sino que fue escenario hace ocho años del estallido de la sublevación armada prorrusa.

Para ello, los rusos intentan por todos los medios avanzar por carretera hasta Bajmut desde Popasna y Lisichansk en una maniobra envolvente.

El asedio de Severodonetsk

Mientras, la situación en el último bastión ucraniano en Lugansk también es desesperada. Según las autoridades, en Severodonetsk habría al menos 1.500 muertos.

El 60 % de las casas de Severodonetsk han sido destruidas por los bombardeos rusos y entre el 85 y 90 % de los edificios están dañados y necesitarán reparaciones importantes, aseguró el jefe de la administración militar y civil de la ciudad, Oleksandr Stryuk.

En las últimas 48 horas los rusos han bombardeado barrios residenciales, infraestructuras civiles y la planta química Azot.

“Lamentablemente, hay víctimas entre la población civil y los empleados de Azot”, señaló, y conminó a los residentes a no abandonar la ciudad por el peligro que ello supone.

La ciudad, habitada ahora por menos del 10 por ciento de su población (106.000), está prácticamente rodeada en un 70 por ciento de su perímetro.

Unidades rusas lograron entrar el viernes en la ciudad, concretamente en el hotel Mir, aunque fueron expulsados por militares ucranianos.

“Hemos logrado detener el avance de los orcos que intentaban entrar en la ciudad. Continúan los combates”, subrayó Stryuk.

Según el último informe del Instituto para Estudios de la Guerra (ISW, en inglés), es probable que los rusos completen la toma de la ciudad de Severodonetsk en los próximos días.

Lanzaderas de misiles para Zelenski

Después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, demandara armamento “sin excepciones ni límites”, el Pentágono dijo hoy que no descarta esta posibilidad.

Según informó la CNN, Washington podría anunciar la próxima semana el envío de las lanzaderas conocidas como MLRS, a las que se sumarían más tarde los HIMARS, de la misma familia, pero más ligeras.

Los lanzacohetes proporcionados hasta ahora a Ucrania cuentan con mucho menor radio de acción que los MLRS y los HIMARS, que se disparan desde un vehículo y tienen un alcance máximo de 300 kilómetros, dependiendo del tipo de munición, lo que permitiría a los ucranianos atacar más fácilmente objetivos dentro de Rusia. AFP

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