Haití: el secuestro de una voluntaria provoca manifestaciones por la violencia de las pandillas

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Una mujer y su hija corren a través de una barricada levantada por policías que protestan ante la mala dirección gubernamental de las policías en Puerto Príncipe, Haití, 26 de enero de 2023. La crisis más reciente en Haití se hizo completamente perceptible luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, cuando el primer ministro Ariel Henry surgió como líder nacional de un conflicto de poderes, mientras en el país cerca de 200 pandillas han tomado ventaja del caos y se enfrentan por el control. © Odelyn Joseph / AP

Tras el secuestro de la trabajadora humanitaria estadounidense Alix Dorsainvil y su hija el pasado jueves en Haití, ciudadanos hartos tomaron las calles del país para exigir su liberación. Este evento se suma a la larga lista de abducciones cometidas recientemente en Puerto Príncipe, la capital haitiana, en un contexto dominado por la violencia pandillera que ha provocado el anuncio del cese de operaciones de algunas ONG y la movilización de la comunidad internacional que propone una intervención para la pacificación

Por Metztli Bautista

En pleno corazón del territorio controlado por las pandillas de Puerto Príncipe, la capital de Haití, se percibió el 31 de julio el robusto eco de cientos de voces al clamor de “libertad” y condena del secuestro de la trabajadora humanitaria estadounidense Axil Dorsainvil y su hija. Desafiando al violento contexto, la comunidad cercana a la sede de la organización para la que trabajaba Dorsainvil convocó a mostrar el descontento con lo sucedido.

Los manifestantes enfatizaron la importancia de las labores humanitarias y de enfermería que Alix desempeñaba para la comunidad. “Ella está haciendo un buen trabajo en la comunidad, libérenla”, advertía uno de los carteles de la protesta.

La trabajadora estadounidense, quien prestaba sus servicios de enfermería para la asociación humanitaria ‘El Roi Haití’, fue sustraida junto con su hija por un grupo de hombres armados cuando se encontraba atendiendo la pequeña clínica de la asociación.

“Cuando ví la pistola estaba muy asustada, (…) le dije ‘yo no quiero ver esto, déjenme ir”, comentó una de las testigos en referencia al grado de violencia empleado en el secuestro. Algunos miembros de la comunidad señalaron también que el grupo de hombres que perpetró el crimen solicitaron un millón de dólares por la libertad de Dorsainvil y su hija.

“Alix es profundamente compasiva y amorosa y considera Haití su casa y a los haitianos sus amigos y familia” señaló el presidente de la asociación religiosa ‘El Roi Haiti’ en un comunicado el fin de semana. “Alix ha trabajado incansablemente como nuestra enfermera escolar y comunitaria para traer alivio a quienes están sufriendo”, agregó.

Alix Dorsainvil © Cortesía de ‘El Roi Haiti’ para AP

El mismo día que fue denunciado el secuestro de Dorsainvil el Departamento de Estado de EE. UU. emitió una alerta para evitar viajar a Haití y ordenó la salida de todo el personal estadounidense que no se encuentre desempeñando labores de emergencia.

Enfatizando el aumento en los secuestros que frecuentemente tienen como víctimas a ciudadanos del país norteamericano, el Departamento de Estado justificó la medida en el aumento en los índices de violencia en la isla caribeña.

Entre la potencialización de la criminalidad, la violencia y los secuestros por rescates económicos, en Haití peligra el acceso de cientos de personas a servicios básicos brindados por ONGs que consideran cerrar operaciones dada la peligrosidad del entorno.

En julio, la organización Médicos sin fronteras anunció la suspensión de operaciones en uno de sus hospitales luego de que se reportara que a este ingresó un comando de veinte hombres armados, quienes sustrajeron de la sala de operaciones a un paciente.

Estas organizaciones han cubierto la proveeduría de servicios básicos como educación, salud y alimentación en zonas marginalizadas a las que el Estado no ha podido sostener.

Secuestro de periodistas en Haití

Blondine Tanis, trabajadora de la radio Rénovation FM, fue secuestrada entrando a su domicilio en el barrio de Delmas en Puerto Príncipe el pasado 21 de julio.

Los captores solicitaron un rescate a la familia de la periodista, a quienes presionaron a través de propinarle una golpiza a Tanis. El rescate fue pagado y Blondine fue puesta en libertad el domingo 30 de julio, mismo día que tuvo que acudir al hospital dadas las afectaciones sufridas por el maltrato físico mientras estaba privada de su libertad.

Junto con Blondine Tanis estuvo cautivo Pierre Louis Opont, propietario del medio local Télé Pluriel, quien fue igualmente privado de su libertad en la puerta de su casa en la capital haitiana el 20 de junio. “Ya no tenemos medios. Ya hemos entregado la cantidad de dinero que podíamos reunir entre todos en la familia”, afirmó en un mensaje de voz su hermana Justine Opont.

Antes del secuestro de Pierre Louis su esposa, Marie Lucie Bonhomme, vivió la misma pesadilla de secuestro en Puerto Príncipe cuando el 13 de junio de 2023 fue sustraída del interior de su domicilio en Tabarre, al noreste de la ciudad.

El secuestro fue cometido por Kraze Baryè, temida pandilla local, que la llevó a su base y luego la puso en libertad.

La violencia y los secuestros asedian desde hace años la capital de Haití, en los últimos cinco años se ha registrado el asesinato, rapto o intento de secuestro de al menos 30 comunicadores.

Luego del magnicidio del presidenge Jovenel Moïse en 2021 la violencia se ha recrudecido. En menos de tres años se estima que ha habido alrededor de 16 periodistas secuestrados, de los que dos fueron asesinados.

Las pandillas y el profundo declive del país 

Ni los secuestros, ni el descontento social que generan son temas nuevos para el país caribeño.

Ya el 29 de marzo de 2022 se concentraban miles de personas en Puerto Príncipe para protestar contra los colosales aumentos en la inseguridad que venían dándose desde 2018 cuando Haití comenzó con una profunda crisis institucional, económica y de seguridad pública, todos elementos agravados a partir de julio de 2021.

La nación caribeña se esgrime entonces como “tierra de nadie/tierra sin ley” donde las comunidades terminan por ser desplazadas por la violencia y las pandillas reclaman dominio sobre los espacios públicos y privados.

Ni la Policía es capaz de mantener el orden social en el país, pues cabe recordar que en enero de 2023, cuando fueron asesinados siete oficiales de policía en enfrentamientos armados, la crisis de ingobernabilidad e inseguridad alcanzaron niveles preocupantes.

Con un promedio de cinco policías asesinados por mes a partir de la llegada de Ariel Henry al poder y hasta enero del año en curso, se tiene registro de 78 bajas fatales en el cuerpo de seguridad pública.

En Haití se han suscitado una seguidilla de crisis en diferentes niveles desde hace varias décadas, la inestabilidad que ello genera ha favorecido a que las élites tomen ventaja de la situación para satisfacer sus apetitos privados.

“Estamos imponiendo sanciones a esas élites económicas en Haití que siguen aprovechándose de la inestabilidad y financian bandas armadas”, señaló el presidente canadiense Justin Trudeau en rueda de prensa el pasado 31 de julio. “No podemos hacer lo mismo (como comunidad internacional) y esperar que las cosas cambien”, agregó.

Kenia anuncia su disposición a liderar una fuerza de pacificación: ¿Haití al borde de una intervención?

Ante el catastrófico escenario que se teje en Puerto Príncipe (y en general en el país caribeño) António Guterres, secretario general de la ONU, ha urgido al Consejo de Seguridad y a la comunidad internacional en general a actuar rápidamente para garantizar condiciones que permitan el despliegue de una nueva fuerza multinacional de pacificación.

“A pedido del Grupo de Naciones Amigos de Haití, Kenia ha aceptado considerar positivamente liderar una Fuerza Multinacional a Haití”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores Alfred Mutua en un comunicado.

El país africano ha anunciado su compromiso para enviar y desplegar en territorio haitiano un contingente de 1.000 policías cuya misión será el entrenamiento y apoyo a las fuerzas policiacas nacionales para restablecer la normalidad en el país y proteger la infraestructura estratégica del Estado.

Cabe recordar que en octubre de 2022 Ariel Henry, quien asumió el poder luego del magnicidio de Moïse, había solicitado la intervención de la comunidad internacional para paliar la crisis de seguridad que se hacía latente en todo el territorio. En ese entonces, haitianas y haitianos se dieron cita en las calles para protestar enérgicamente en contra de la iniciativa.

La negativa social a aceptar la intervención internacional tenía diversas motivaciones, una de ellas la cuestionada reputación de las anteriores misiones humanitarias en el país que han acumulado decenas de denuncias de violación de derechos humanos, abuso sexual, prostitución, entre otras acusaciones graves a diferentes organismos internacionales.

Ante un panorama complejo, que pone a la población haitiana entre sufrir la violencia de las pandillas o aceptar la intervención extranjera, el país deberá hacer un balance sólido que le permita salir de la encrucijada multidimensional en que se encuentra. 

Con EFE, Reuters y AP

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